La comida mexicana es muy rica en sabores y texturas: vamos desde los ceviches de pescado crudo, con limón, hasta los moles con sabores de especias. Tenemos platillos cremosos y untuosos en boca, como los chiles en nogada, hasta pescados a la parrilla o incluso tacos de nopales. Gozamos de platillos que tienen como base carne de res, de cerdo, de pollo y de pescado; incluso en los pescados, tenemos distintas variedades en el océano pacífico y en el atlántico.
El vino español, en similitud con la comida mexicana, tiene una personalidad diferente en cada una de sus denominaciones de origen, y podemos encontrar desde los vinos blancos muy ligeros del Penedés en Cataluña, hasta la potencia de los vinos tintos de la denominación de origen Toro.
Sin duda, la amplia gama de sabores y texturas de los vinos españoles y la comida mexicana se pueden complementar de manera extraordinaria, para crear en la boca una armonía gustativa, que es un deleite para cualquier paladar.