Las denominaciones de origen hacen referencia a una zona en concreto en la que se elaboró el vino que estás consumiendo, lo que hace que este cumpla con ciertas características específicas de esa zona geográfica.
Es importante que sepas que las D.O. (denominaciones de origen) se han ido regulando y legislando a lo largo del último siglo, así que podríamos decir que este término, desde un punto de vista “legal” sirve para proteger productos que pertenecen a una zona determinada, pero que al mismo tiempo deben cumplir con tradiciones y costumbres del lugar.
Como en todo, existe un consejo regulador, que es quien se encarga de supervisar, defender, y aplicar las reglas que se han implementado para que un vino pueda pertenecer a esa D.O., y si no cumple con esas características específicas, no puede pertenecer a ella. A continuación, te pondré un ejemplo para que puedas comprenderlo de una mejor forma.
El Champagne proviene de una zona de Francia llamada: Champagne, pero para que un vino espumoso pueda decir que es champagne tiene que cumplir con ciertas características, desde la zona en la que se siembran las uvas (área delimitada a la zona de champagne), estar elaborado con una mezcla (coupage) de las 7 uvas que se permiten, aunque las principales y que no pueden faltar son la: Chardonnay, Meunier, Pinot Noir; y además el método de elaboración para este tipo de vino espumoso debe ser método champenoise.
Así que se podría decir que, si te falta alguno de esos elementos, tu vino podrá ser un vino espumoso, pero jamás un champagne, y así sucede con cada D.O. que existe alrededor del mundo, cada una con sus propias reglas y tradiciones que las bodegas deben implementar al momento de producir un vino.
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